Ya leíste nuestro artículo introducción sobre Nueva Zelanda? No te lo pierdas!
Introducción
Los latinoamericanos tenemos la particularidad de ser muy pasionales. Y muchas veces sin quererlo, entender un evento deportivo (no importa la disciplina) entre nuestro país y cualquier otro, como una guerra. Aunque nada esté mas alejado de la realidad. Solemos en muchos casos identificar a una simple competición como algo de vida o muerte, y a nuestro rival como un enemigo. Y aunque el evento se de entre equipos dentro de un mismo país; si por esas casualidades nos toca hacer de anfitriones, el equipo visitante debe sentir el rigor de estar en tierra hostil y entrar al campo de juego con miedo. Deben tener el partido perdido antes de siquiera entrar al campo de juego. Nueva Zelanda no opina lo mismo...
Previo a la batalla
Sucede que después de casi dos años de vivir en tierras kiwis quisimos presenciar en carne propia un partido entre los All Blacks y los Pumas. Visitantes ante el histórico vencedor. Y aunque los Pumas venían haciendo las cosas muy bien desde hace tiempo y por mas fanatismo que haya, ganarle a los All Blacks resultaba algo casi utópico; aunque nosotros simplemente queríamos presenciar un partido de rugby de esa naturaleza en Nueva Zelanda. Envolvernos en el folclore local, la vivencia cultural y mirar desde adentro algo de lo cotidiano en la vida kiwi; y qué mejor que vivenciarlo cuando nuestro país es el rival?
Nelson era el lugar elegido para tal encuentro; y ya durante las semanas previas pareciera ser una contante escuchar a nuestros amigos/conocidos kiwis comenzar a palpitar el momento con: “¿Están emocionados por el partido?… Igual van a perder...”, seguidos de risas, siempre en tono amigable. Algunos incluso nos ofrecieron llevar bufandas, gorros y hasta la camiseta de los All Blacks para el partido, pues no teníamos la de los Pumas. Obviamente no pudimos aceptar, pues Pepi ya tenía la de los All Blacks (traidor cof cof…).
Ya en Nelson, comenzamos a ver muchos locales con banderas de Nueva Zelanda y Argentina, inclusive algunas casas; otros locales además tenían la inscripción “Welcome Argentina”. Esto no se estaba pareciendo en nada a tierra hostil, en algún lado debía estar la trampa. Cada local que nos cruzábamos nos preguntaba de dónde eramos, y al saber que eramos argentinos nos decían cosas del estilo “que bien! Los Pumas lo están haciendo muy bien. Va a ser un muy buen juego”. Esas no parecían formas de hacernos sentir el rigor o intimidar; algo no estábamos entendiendo…
Culturas diferentes en Nueva Zelanda
Horas previas al juego nos cruzamos a varios argentinos y uruguayos (siempre firmes y alentando los hermanos uruguayos). Y como buena secta latina nos juntamos entre nosotros para charlar y tomar unos buenos mates en la calle. Se celebraba una especie de “día latino”, en donde presenciamos danzas brasileras y tangos bailados por gente local de Nelson. Situación que poco a poco, en lugar de sentir que dos países se enfrentaban nos hacía sentir que el deporte debía disfrutarse y compartir entre las diferentes culturas. Era un día de celebración y realmente se sentía como tal; los momentos previos al encuentro eran una fiesta y todos celebraban sin importar el país. Era un evento que implicaba directamente a dos países, pero que reunía a muchos otros y que invitaba a compartir sin importar las culturas o rivalidades.
No pasó mucho tiempo para que, viendo a un grupo de gente tomando mates, se acercara una cámara y un periodista a indagar sobre la cuestión; por lo que luego de explicarle qué era esa bebida tan rara le hicimos probar unos buenos amargos al periodista. Acto seguido la cara del pobre hombre al probar el mate fue tan fea como graciosa. Minutos mas tarde ya recibíamos mensajes de amigos desde la otra punta, en donde aparentemente el programa también salía en vivo... como en el resto del país.
Conflicto de banderas en Nueva Zelanda
Se acercaba la hora del partido, pero todavía nos quedaba un margen de tiempo, entonces decidimos ir a Free Bar; edificio devenido a bar luego de que años atrás fuera una iglesia; por lo que casi religiosamente y como la costumbre manda, pasamos los instantes previos a ir al estadio tomando algunas cervezas en dicho lugar.
Costumbre que trasciende fronteras. Pues el lugar estaba lleno y los pocos argentinos que estábamos ahí teníamos los colores del país pintados en la frente o la mejilla, además de alguna camiseta. Mientras que los kiwis también tenían algún dibujo de color negro y sus camisetas y bufandas puestas. Algunos miraban de reojo y otros directamente se acercaban a sacarse una foto cuando Pepi se sacó la campera y dejó en evidencia la camiseta de los All Blacks mientras tenía la bandera argentina pintada en la frente; “acá hay un conflicto” decían mientras reíamos y tirábamos algún que otro chiste en inglés (“vendidoooo”, se escuchaba en castellano).
Así entre risas y chistes fuimos caminando hacia el estadio, cantando y saludando gente, todos siempre amistosos. Ya sentados en el estadio, todos mezclados sin importar el país, también conocimos dos kiwis al lado nuestro que no solamente nos invitaron dos cervezas durante el partido, sino que también festejaban tanto los puntos neozelandeses como los argentinos (unos craaaaaaack).
Friendly people
Y si todo esto todavía pudiera habernos dejado dudas sobre cuan amistosos son los kiwis y la forma de ver las cosas que tienen, faltaba la frutilla del postre. Terminado el partido, y con victoria esperable de Nueva Zelanda, la gente se daba la mano, seguido de la frase “muy buen juego”. Nos fuimos a las vallas frente al campo de juego y momentos después nos dimos cuenta de que varios miembros de los All Blacks se acercaban a lo largo de las mismas a firmar autógrafos y sacarse fotos con la gente; mientras que por parte de los Pumas solo un miembro se acerco por un instante pero se fue rápido.
Al terminar el día teníamos la bandera de Argentina firmada por los All Blacks; ademas de las fotos con ellos, una experiencia que valió cada segundo y una mirada de la cultura neozelandesa que aunque pudiéramos haberla supuesto, teníamos que vivirla. Los All Blacks representan algo muy fuerte para su país, la gente está orgullosa de ellos y ellos orgullosos de pertenecer a su país; la gente disfruta de ver un encuentro y entienden estos eventos como un momento para disfrutar y compartir.
Entendemos el concepto de “viajar” como una oportunidad para sumergirse dentro de las culturas, mirar las cosas de una manera diferente y aprender; incorporando conceptos y modificándolos; creemos que esta experiencia es lo que hace a “viajar”. Como argentinos nos encantaría poder recibir a gente de otros países en eventos deportivos de esta manera; o simplemente poder ir a ver un clásico local y poder darnos la mano en lugar de lamentar incidentes. Esperamos que las realidades en América Latina en algún momento comiencen a tomar este rumbo; mientras tanto, hay mucho que entender, mucho que aprender y tanto que podríamos disfrutar. Gracias Nueva Zelanda!
Lee tambien nuestros recomendados de Nueva Zelanda y las cosas a tener en cuenta si vas a recorrer en vehículo y las reglas manejando por izquierda.
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